Hoy comienza un nuevo día
y tengo por delante dos opciones,
considerar
que los acontecimientos que
voy a vivir me vienen por casualidad y no
saber qué hacer con ellos, o
bien aceptar que todo lo que vivo tiene sentido
y es mi responsabilidad el
procesarlos, acunarlos y encontrar el significado
de las experiencias.
En el primer caso, el
acontecimiento produce en mí una carga. Se suma al
grupo de cargas que llevo
arrastrando en la vida, elevando el desconcierto
y la pesadumbre en el vivir de cada día, al no
comprender para qué me
llegan éstos acontecimientos.
En el segundo caso, veo con
cada experiencia una posibilidad de
aprendizaje, de expansión de
la conciencia, de creación de mi propia vida.
Así, cada día es un despertar
con entusiasmo, con agradecimiento, con
pasión por vivir.
Todos los días dispongo de la
oportunidad de renovar la elección o de
cambiarla. Más aún, en cada
momento del día puedo hacer dicha elección.
Estoy atento, alerta y
vigilante para que cada decisión sea un
paso más,
en el sendero que me acerca a la Salud.
En mi peregrinar por el
“Sendero de la Salud” he descubierto paisajes
sorprendentes, inesperados y
hermosos.
Uno de ellos me deja
fascinado al contemplar que, el síntoma físico
desaparece, cuando
descubro “para qué” se me presenta y
cuál es el
“sentido biológico” que
tiene.
A partir de ahí, tomo la decisión de cambiar mis pensamientos
y creencias
para experimentarme en coherencia.
De modo que, lo que pienso,
siento y hago están en la misma línea.
Evitando el pensar en algo,
sentirlo y hacer otra cosa distinta.
Ahora compruebo en mí mismo,
la unión completa que existe entre,
síntoma físico, emoción,
pensamientos y creencias.
De esta manera aprecio que el
síntoma (la enfermedad) para mí, es una
respuesta biológica para
adaptarme al medio y sobrevivir.
Asumiendo en cada instante mi
“responsabilidad”, con las experiencias
diarias, puedo hacer o dejar
de hacer, para sentir plenamente la vida dentro
de mí.
Es un camino que recorro cada
día, encontrando cada etapa diferente,
única, apasionante,
sorprendente, que merece ser vivida sin reservas, con
totalidad.
He descubierto, que he venido a ésta vida para
experimentarla y no para
pensarla como hasta ahora hacía.
Y mientras, pensaba y pensaba se me escurría
entre los dedos sin
posibilidad de retenerla.
Claro, que tampoco quiero sujetarla y sí saborear, oler, ver, oír y sentirla
con total plenitud.
Para eso bajo al corazón y escucho sus mensajes.
Son los auténticos, los
que unidos al pensamiento recto me conducen
por “El Sendero de la
Salud”.
Deseo que os reencontréis con vuestra “Sabiduría
Esencial”, esa que
sabe perfectamente cómo realizar los cambios
oportunos en cada instante,
para adaptarse al valor que dais a cada experiencia de vida.
“Que la Salud os acompañe”
Un abrazo
Se acerca la Navidad. En esas fechas hay un pensamiento común, Felicidad, Paz, Amor y Abundancia.
ResponderEliminarLa Abundancia es lo que se expresa en el Rito del Árbol de Navidad. Le colgamos regalos en reconocimiento de los frutos recogidos en la última cosecha y los nuevos frutos que le pedimos al Árbol para la siguiente temporada.
Con Actos Mágicos como éste llenamos los días del Calendario. Termina uno y comienza otro sucesivamente de forma ininterrumpida..
Todas las Culturas tienen los suyos propios desde miles de años. ¿Y cual es el mejor? Posiblemente es aquél, al que se Valora en cada momento histórico social.
En ésta época, la colocación del Árbol junto al Nacimiento, se sitúan con total armonía en los hogares. Esto muestra la flexibilidad de adaptación de la Sociedad para incorporar elementos de otros grupos sociales. Así señalamos la mayoría de edad, abandonando las ideas rígidas en las celebraciones Familiares y Sociales.
Sea pues bienvenida una nueva Fiesta , con la que posibilitamos el acercamiento entre las personas y la oportunidad de compartir momentos de vidas en Familia y con Amigos.
Felicidad Interior permanente os deseo a todos para cada día del Año.